Susan Grossey es una reconocida autora inglesa, famosa principalmente por su serie de libros con protagonista a Sam Plank, los cuales exploran historias de lavado de dinero y delitos financieros. Estas historias se basan en relatos históricos de malversación financiera, situándose en la época de la Regencia de 1820 en Londres, Inglaterra.
Nacida en Alemania, Grossey se mudó a Inglaterra y se graduó en Literatura Inglesa en la Universidad de Cambridge en 1987. Tras su graduación, pasó dos años enseñando inglés en una escuela secundaria. Sin embargo, se desilusionó con el sistema educativo, encontrando que el currículo limitaba la creatividad de los docentes. Como resultado, Grossey cambió a una carrera como autora técnica, alcanzando grandes logros en este campo y documentando incluso el funcionamiento de una máquina envolvedora de choc-ices en Cardiff mientras vestía un gorro de color azul.
Posteriormente, Grossey se pasó del trabajo técnico al entrenamiento técnico, donde fue encargada de crear un manual de personal sobre prevención del fraude. Mientras trabajaba en este proyecto, descubrió una pasión por el tema del lavado de dinero y decidió centrar su carrera en este asunto. Desde 1998, Grossey ha trabajado por cuenta propia como consultora en prevención de lavado de dinero, ofreciendo formación, asesoramiento estratégico y elaborando políticas y procedimientos para clientes de muchos países.
Además de su trabajo no ficticio, Grossey también ha escrito varios libros de ficción centrados en delitos financieros. En su tiempo libre, se sumerge en el mundo de la Londres regencia, donde ha creado una serie de siete novelas históricas de crímenes financieros con el magistrado constable Sam Plank como protagonista. El cuarto libro de la serie, "Retratos de la impostura", ganó el premio "Libro del Año 2017" de Discovering Diamonds, mientras que el quinto libro, "Fe, Esperanza y Engaño", fue preseleccionado para el Selfies Award 2019. Grossey también ha comenzado una nueva serie de cinco libros ambientada en Cambridge en la década de 1820, narrada por un constable universitario llamado Gregory Hardiman.