Doug Richardson es un autor estadounidense, originario de Arcadia, California, quien es mejor conocido por su trabajo en la redacción de películas de gran presupuesto y una serie de novelas de espionaje. Richardson nació en una familia de políticos de carrera y se crio en su mayoría en las afueras de Sacramento. Su pasión por el cine comenzó a la edad de doce años cuando descubrió los libros de James Bond en el estante de libros de su padre. Este descubrimiento pronto condujo a una obsesión con el protagonista bondiano de Ian Fleming y las películas en general.
Richardson asistió a la Escuela de Artes Cinematográficas de la USC con el objetivo de convertirse en director de cine. Sin embargo, rápidamente se dio cuenta de que tenía un amor más profundo por escribir guiones. Después de graduarse de la USC, Richardson pasó a dirigir varias películas educativas. Siempre tuvo su mira en Hollywood y presentó sus guiones a variouses casas productoras. Warner Brothers quedó impresionado con su trabajo y le ofreció un contrato de dos años.
A Doug Richardson su maestra de tercer grado, la Sra. Dalrymple, le había señalado que tenía dificultad con la autoridad y seguir instrucciones. A pesar de esto, Richardson ha tenido una exitosa carrera como escritor en Hollywood. Ha escrito películas como Die Hard 2, Bad Boys y Hostage. Richardson también tiene una pasión por las novelas de espionaje y ha escrito una serie de libros con el protagonista Lucky Dey. Estos libros tienen lugar en un paisaje moralmente sospechoso que Richardson ha nombrado Luckyland, que está basado en Los Ángeles, la ciudad de su nacimiento.
Richardson actualmente vive en el Valle de San Fernando con su esposa, dos hijos y cuatro grandes mestizos. Tiene una fascinación por lo desconocido, como lo demuestran sus experiencias pasadas, como engancharse en el portaaviones USS Nimitz con una chica Bond, bucear en busca de tesoros hundidos frente a las costas de Cuba y hablarse su camino a la oficina de Ronald Reagan a la edad de diez años para obtener una mano llena de gelatina. Richardson tiene un amor por el teatro musical y no tiene miedo de mostrar sus emociones, a menudo llorando en las películas y avergonzando a sus hijos. Le gusta el Scotch, ya sea mezclado o de un solo malta, y disfruta de él mejor con un puro. A pesar de su éxito, Richardson permanece enraizado y fiel a sí mismo.